Desfile de modas

Desfile de modas
Quinto año. 1957

lunes, 11 de febrero de 2008

Cincuenta años más tarde

Era una tarde fría en el apartado pueblo de Canadá donde me encontraba visitando a mi hijo mayor y su familia. Estaba circunstancialmente sola y extrañaba un poco mi casa. Llamé entonces por teléfono a Buenos Aires y aunque sabía que no habría nadie en ella, pensé que alguien podría haber dejado un mensaje.

Lo había y la sorpresa que me produjo fue enorme. Dudando, una voz de mujer preguntaba si yo era yo, su vieja compañera de la escuela secundaria y decía que que ojalá lo fuera porque estaba rastreandonos a todas para ver si nos reuníamos a festejar nuestros cincuenta años de egresadas.

Llamé volando al número que me había dejado, ya varios días atrás, por suerte antes que la empresa telefónica borrara los mensajes. Yo también quería reunirme con el pasado y ahí nomás supe que justo a los dos días de mi regreso tendría lugar la Misa de la Exalumna y muestro reencuentro.

Finalmente el 19 de noviembre de 2007 siete de aquellas egresadas nos encontramos y conmovidas nos abrazamos como si todos esos años no hubieran transcurrido.El afecto entre nosotras estaba tan fresco como en nuestra lejana adolescencia.

Aquel día nos costó mucho separarnos y acordamos nuevos encuentros. Después de haber narrado nuestras vidas, los recuerdos tristes, dulces, divertidos, o angustiantes surgieron tan incontrolables que apareció la idea de escribirlos y volcarlos en un blog.

Fue tan distinta nuestra vida a la de las chicas de hoy y son tan grandes las diferencias con la adolescencia actual que queremos dejar algún registro de hechos que, tan sólo dos generaciones atrás, soportábamos en resignado silencio.

Escribir sobre las cosas reales que nos pasaron es una forma de acabar con ese silencio, cómplice por parte nuestra durante todos estos años y de exorcizar, al fin, los demonios que ayer nos aterrorizaron, de recordar aquellos momentos en que fuimos tan felices que reíamos como nunca volvimos a reir, o de evocar sucesos en que aprendimos a ser solidarias y a ayudarnos mutuamente.

Ojalá que esto nos permita, finalmente, tener más paz, aceptando el pasado tal como fue, perdonando a quienes nos hicieron sufrir y siendo perdonadas por aquellos a quienes nosotras ofendimos.

Teresa

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