Hace tan sólo un año buscaba enviar correos a los noticieros que no me pasaron el aviso de pedido, para que nos reencontrásemos las que cursamos juntas esos días de despreocupación, amores furtivos y la sopa caliente del mediodía -especialmente cuando la vecina de enfrente cocinaba y a nosotras nos faltaba un largo rato para salir de la clase-.
Quería entusiasmar a Azucena, ella pensaba que si yo iba. ella vendría conmigo porque a nadie más le interesaría venir para encontrarnos. En ese caso seremos nosotras solas -opinaba yo. La búsqueda empezó. Internet, guía telefónica y llamados para los que se ofreció Azu a colaborar.
Yo me preparaba como para casarme, con un enorme entusiasmo y expectativa. Algunas “ chicas” que hablaron conmigo prometieron venir y no lo hicieron, pero Lucy se prendió como un ternero. Sí, como un ternero porque creo que ella es la menor de nosotras y si no, segual, se prendió y recordando el apellido del esposo de Carmen llamó a su casa.
Ya éramos cuatro seguras. Guille, a quien ubiqué por correo prometió venir, faltaba la contestación de Hebe y Alicia. Hasta que por fin Azu dio con ellas y fuimos siete nada más y nada menos.
La emocon me llenaba el alma. Esperé esa mañana como una novia su hora de ir a casarse. Tanto fue mi entusiasmo por preparar todo en la iglesia que llegué última al patio. Abrazos, besos, rememorar a cada una y cada cosa vivida en un momento. La alegría de estar en los mismos bancos que ocupamos el día que juramos y creer que no había transcurrido el tiempo. El almuerzo con el resumen del encuentro con el amor, los hijos y los nietos que fueron llegando. Nuestra vida de cincuenta años tan sólo.
Ahora agradecemos a Dios que seguimos con entusiasmo cada encuentro, uno más feliz que el anterior. Con la esperanza que esto no acabe nunca porque por ese rato somos chicas de diecisiete años nada más. Sin reumas, sin penas, llenas de futuro feliz.
“CHICAS, FELIZ 1º ANIVERSARIO DE LA VUELTA A LA JUVENTUD”
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